Ramiro Vásquez no sale en las fotos ni en las películas de la guerra. José Luis Merino solo ha concedido una entrevista desde que se firmó la paz. Pero se trata del mismo hombre que fundó y comandó las guerrillas del Partido Comunista, y que una vez fallecido Schafik Hándal se convirtió en el dirigente más poderoso del FMLN.
Hándal fundó su prestigio casi legendario en la visibilidad de su presencia incesante en cincuenta años de luchas antigubernamentales, presencia cuidadosamente historiada por otros y por él mismo. Ramiro Vásquez en cambio construyó su poder en riguroso secreto, sin dejar huella de lo que pensó, dijo e hizo.
Poco después de la fallida "ofensiva final" guerrillera de 1981, Joaquín Villalobos planteó que los dirigentes del FMLN no debían ocultar sus nombres ni cubrirse el rostro como si fueran bandoleros anónimos, sino mostrarse abiertamente para proyectarse como estadistas. Solo Merino no se quitó la capucha ni dejó de llamarse Ramiro.
Ya firmada la paz Ramiro Vásquez dio paso a José Luis Merino, diputado del Parlamento Centroamericano. Cuando se le pregunta si él es el verdadero poder detrás del trono, responde: "No soy el que manda en el FMLN, solo estoy en el equipo de los que mandan". Pero todos los de ese equipo son habituales en las primeras planas y las pantallas televisivas, excepto Merino, que al igual que Ramiro sigue haciendo pareja con el secreto.
El escándalo
El pasado 10 de mayo el diario el País, de España, reportó que un tal "Ramiro salvadoreño del FMLN", negociaba con la narcoguerrilla de las FARC temas que van desde secuestros a realizarse en Panamá, tráfico internacional de armas y envío a Colombia de ex guerrilleros salvadoreños entrenados en Vietnam.
La información se basaba en correos electrónicos encontrados en las computadoras incautadas a Raúl Reyes, el abatido segundo jefe de las FARC. Dichos correos fueron examinados por Maite Rico, la corresponsal de El País.
El FMLN negó todo vínculo con las FARC, y alegó que el reportaje del periódico español era parte de "una campaña mediática de la derecha internacional y nacional para desprestigiar al partido". El candidato presidencial farabundista, Mauricio Funes, también dijo que la información de El País no era confiable.
Por esos mismos días otros medios colombianos, así como The Wall Street Journal y el diario El Comercio, de Perú, también accedieron a información de las computadoras de Reyes y publicaron más detalles comprometedores para Ramiro y el FMLN.
En todo caso, ese partido y su candidato afirmaron que los contenidos de las computadoras pudieron ser alterados por el gobierno colombiano. Solo que ese gobierno había sometido al escrutinio técnico de la INTERPOL los discos duros, y sería ese organismo internacional el que certificaría si dichos contenidos habían sido manipulados o no.
La INTERPOL dio por fin su veredicto, en el sentido de que no había existido ninguna manipulación, y de que la información filtrada por las autoridades colombianas a los medios de prensa era auténtica.
Para rematar el cuadro, el presidente venezolano, Hugo Chávez, reveló en público que él había conocido a Raúl Reyes precisamente en El Salvador, en 1996, durante la realización del Foro de Sao Paulo, cuyo anfitrión en esa ocasión fue el FMLN.
No pudiendo ya negar ni el vínculo ni la autenticidad de la información consignada por la prensa, pero sobre todo acuciado por la evidencia de que pronto saldrían a la luz nuevas revelaciones sobre Ramiro y la relación del FMLN con las FARC, los dirigentes de ese partido admitieron que sí habían existido esas relaciones, pero no en el sentido que lo establecían los reportajes publicados.
El candidato Mauricio Funes, por su parte, llegó incluso a decir que, en todo caso, el tal Ramiro mencionado en las computadoras de Reyes no era necesariamente José Luis Merino, "ya que en el FMLN hubo muchos Ramiros durante la guerra".
Un paso a las armas
En marzo de 1979 el Partido Comunista salvadoreño realizó su Séptimo Congreso. La discusión central giró en torno a la necesidad de sumarse a la lucha guerrillera, misma que había caracterizado en los años anteriores como una peligrosa "desviación ultraizquierdista".
Diez años antes, en 1969, los comunistas habían discutido exactamente lo mismo. En aquel momento el secretario general del partido, Salvador Cayetano Carpio, pugnaba por la lucha armada, en tanto que el segundo dirigente en importancia jerárquica, Schafik Hándal, se pronunciaba por la vía electoral.
Hándal terminó por imponerse en la disputa; Carpio salió del partido y fundó las FPL en abril de 1970. Por esos días también se fundó el Ejército Revolucionario del Pueblo, y poco después surgieron las Fuerzas Armadas de la Resistencia Nacional y el Partido Revolucionario de los Trabajadores Centroamericanos.
Para 1979 la situación nacional entró en crisis. La izquierda consideró llegado el momento de asaltar el poder. Pero el Partido Comunista carecía de una estructura militar. Comenzar a prepararla fue la decisión tomada en el Séptimo Congreso. La tarea fue encomendada a un discreto estudiante de segundo año de sociología, José Luis Merino, que por entonces ostentaba el cargo de secretario general de la Juventud Comunista.
Los combatientes de las FPL, ERP, FARN y PRTC se formaron en la experiencia misma del combate a los largo de los años setenta. Para 1979 muchos de ellos eran ya consumados guerrilleros capaces de operar coordinadamente en escuadras, pelotones e incluso excepcionalmente en compañías.
Los comunistas, que habían estado empeñados hasta entonces en las competencias electorales, carecían de esa experiencia militar. ¿Cómo hizo Ramiro Vásquez para conformar en poco más de un año las Fuerzas Armadas de Liberación, FAL, brazo armado de su partido?
La formación militar
Los dirigentes comunistas salvadoreños comenzaron a viajar a Rusia desde los años treinta, y ya en los sesentas incluyeron a Cuba en su agenda de viajes. Circunstancias precisas de esos itinerarios se relatan en la biografía de Miguel Mármol y a lo largo de la obra de Roque Dalton y otros autores de izquierda.
Cayetano Carpio cursó durante cuatro años estudios de marxismo-leninismo en Moscú, a mediados de los años cincuenta. Pero según los relatos de Dalton la instrucción no siempre se limitaba al aspecto filosófico: él mismo recibió entrenamiento militar en Cuba tan temprano como en 1962.
Por aquellos tiempos, un grupo de cuadros comunistas entre los que se contaba Schafik Hándal, Miguel Sáenz Varela y Domingo Santa Cruz entre otros, formaron la célula Frank Pais, en la cual todos sus miembros habían recibido entrenamiento militar en Moscú y La Habana.
A finales de los sesentas los comunistas comenzaron a enviar a Rusia contingentes mayores de jóvenes salvadoreños, no necesariamente militantes del partido. Iban principalmente a la Universidad Patricio Lumumba y estudiaban las más diversas especialidades. Sólo un grupo selecto recibía instrucción paralela en la Academia militar Mijail Frunze, de la cual egresaban con grado de tenientes homologados al Pacto de Varsovia. Ramiro Vásquez fue uno de ellos.
Según algunos de sus ex camaradas, Ramiro obtuvo su formación militar regular en Moscú; en La Habana aprendió las técnicas del clandestinaje y de la inteligencia y contra inteligencia, en tanto que en Managua absorbió de los sandinistas la experiencia de la lucha guerrillera.
La guerra
Hacia 1980 ya el Partido Comunista había conseguido algún armamento en el bloque socialista europeo. Mientras triangulaba la introducción clandestina de las armas al territorio nacional, vía La Habana y Managua, Ramiro entrenaba los primeros comandos urbanos de las FAL, al tiempo que implantaba incipientes campamentos de instrucción militar en Chalatenango, Santa Ana y el cerro de Guazapa.
La cantera de su pequeña tropa en formación era la Juventud Comunista. Los oficiales que la comandarían en el terreno serían los jóvenes tenientes que comenzaron a regresar de Rusia desde finales de 1980, entre ellos Roberto Lorenzana y Sigfrido Reyes, ahora miembros de la Comisión Política del FMLN.
Luego de la fracasada "ofensiva final" de 1981, Ramiro basificó su escasa tropa en el cerro de Guazapa, donde además ubicó su propio puesto de mando. Sin embargo, en ningún momento abandonó la conducción directa de los comandos urbanos que operaban en San Salvador.
Durante los doce años que duró la guerra, Schafik Hándal se encargó desde Managua de la línea política estratégica, las alianzas y las relaciones internacionales. La operación militar, y las actividades relacionadas a la infiltración comunista en el ejército nacional, fue asunto de Ramiro. Pero casi ninguno de los hombres bajo su mando supieron en qué momentos estaba en el cerro de Guazapa o en San Salvador, sus dos escenarios de guerra.
El pensamiento
Para los socialdemócratas o renovadores, el objetivo es el establecimiento pleno de la democracia con todas sus libertades; es decir, la reforma del sistema vigente; para los comunistas u ortodoxos, el objetivo es la dictadura del proletariado; es decir, la destrucción del sistema democrático vigente para dar paso a la construcción del socialismo.
Después de su derrota electoral de 2004, el FMLN entró en un proceso interno de revisión de su estrategia y sus métodos de lucha. El primero de septiembre de ese año, Schafik Hándal presentó ante los cuadros de su partido una ponencia titulada "El FMLN y la vigencia del pensamiento revolucionario". El centro de su argumento fue el siguiente: "Para transformar la realidad de El Salvador necesitamos un partido que siga fiel a la misión revolucionaria de cambiar este sistema".
Fallecido Hándal, el replanteamiento quedó en manos de Ramiro Vásquez, quien apoyado por Salvador Arias presentó sus conclusiones en la Escuela de Cuadros del FMLN, en mayo de 2006.
Lo dicho en esa reunión, cuyo contenido textual se puede encontrar en internet, y puede verificarse en el documento titulado "Un FMLN organizado bajo principios leninistas", firmado por Héctor Acevedo y publicado por la Escuela de Formación Política e Ideológica Feliciano Ama, del FMLN, no deja lugar a las interpretaciones.
"Luego de los Acuerdos de Paz, los sectores de derecha nos llevaron a que nosotros mismos destruyéramos el victorioso modelo de partido que nos sirvió para hacer la guerra popular revolucionaria. Nos dieron paja con el cuento de abrir el partido y volvernos pluralistas, propositivos. Y lo aceptamos. El propósito era transformar el FMLN en un apéndice de la burguesía. No nos destruyeron pero lograron golpearnos", comenzó diciendo Ramiro.
Luego añadió: "Lenin nos enseñó que en primer lugar el FMLN debe ser un partido con ideología, identidad y posición de clase. Todavía hay compañeros que niegan la lucha de clases, y por eso rechazan la lucha de calle. Dicen que eso es cosa del pasado (...) Hay al interior de nuestro partido gran discusión que requiere reforma de los estatutos, lo cual no es compartido por los llamados renovadores; es la misma discusión de Lenin con los reformistas de su época, entre marxistas revolucionarios y socialdemócratas, entre revolución y reforma".
Por su parte Salvador Arias precisó: "Hay que estar claros que nos enfrentamos a un sistema y no solo a un partido (...) El sistema capitalista en El Salvador se orienta a un régimen político dictatorial".
Evidentemente, al definir al FMLN como un partido anti sistema, las elecciones aparecen como un mero instrumento secundario en la estrategia de la toma del poder, pues según Ramiro Vásquez: "El tema electoral es un factor necesario en el proceso de acumulación de fuerzas, pero la vía electoral se vuelve insuficiente y se agota. Si bien las elecciones son un instrumento de lucha, no permiten construir un poder alternativo que surja de la destrucción del poder existente".
En suma, como ya lo había advertido Ramiro en la entrevista concedida a El Faro en noviembre de 2005, se trata de un FMLN expresamente alineado con Cuba y Venezuela, hostil a los Estados Unidos, anticapitalista y anclado en los principios del marxismo-leninismo.
La contradicción
El discurso político de Mauricio Funes, que poco a poco y a trompincones se va orientando hacia la social democracia, aparece ahora como una contraposición total en relación al pensamiento de Ramiro Vásquez y al replanteamiento estratégico iniciado por Schafik Hándal. ¿Pero representa ese discurso el verdadero proyecto estratégico del FMLN?
Héctor Acevedo, otro de los mencionados en las computadoras de Raúl Reyes como uno de los contactos salvadoreños de las FARC, y coordinador de la directiva departamental del FMLN en Sonsonate, replicó en el mencionado documento el replanteamiento estratégico formulado por Ramiro, y parece adelantar una respuesta muy clara a esa pregunta: "El partido concebido por Lenin no es un grupo que se forma en torno a un caudillo para proporcionarle el apoyo de las masas que este necesita para la realización de sus ambiciones políticas".
Y remata: "Es necesario que el FMLN asuma su ideología marxista-leninista y luche por mantener su unidad ideológica, de lo que se desprende que no pueden coexistir en su seno dos o más ideologías dentro del mismo partido (...) El proletariado necesita tener su propio partido, un partido de su clase, a través del cual pueda enfrentarse a la clase opresora, y pueda de esa manera disputarle el poder con todos los medios posibles, hasta arrebatarle el poder total".
Ramiro Vásquez ha guardado absoluto silencio respecto al discurso de Mauricio Funes, pero es que el silencio es el sello de su estilo conspirativo, y es él quien tiene el control de las finanzas y del aparato del partido y las relaciones internacionales estratégicas. Si se considera su trayectoria, su pensamiento y su peso específico dentro del FMLN, ¿Qué oportunidad tiene Mauricio Funes de ser otra cosa que un instrumento más en sus manos?
Por ahora, el único problema de Ramiro Vásquez está en la información aun no revelada de las computadoras capturadas a su colega de las FARC.
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